Es difícil elegir entre las miles de fotografías de Vivian Maier, pero esta en particular nos llamó la atención.

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Audrey Hepburn es la persona retratada, la famosa actriz de Hollywood en los años 50 y 60. 

El recurso más notorio es el empleo de una velocidad de obturación baja. Gracias a él, lo único que se encuentra estático es el rostro de Audrey. ¿Y cómo se reconoce a las actrices? A través de su cara.

El resto de la imagen se va difuminando, moviendo a medida que nos alejamos del rostro. Podría haberse hecho un fuera de foco, pero Vivian Maier tomó otra decisión. De este modo, el mundo se mueve, lleva a la actriz de un lado a otro y la rutina es efímera y confusa en un punto. En ese traqueteo, ella parece estar sola en su propio mundo. Esto último también es generado por el tamaño de plano: casi un plano americano, por lo que hace posible que se vea el entorno y el contexto o, mejor dicho, que existe uno y que se muestra de una determinada manera.

El ángulo es levemente contrapicado y, la altura, un tanto baja; si bien esta foto expresa la soledad y los constantes cambios en la vida de las actrices, la cámara se mantiene alejada y le brinda superioridad.

Con respecto a la iluminación: las luces de la habitación llenan el fondo y probablemente los dos cuerpos en primer plano, pero también hay un flash de frente.